Y en esa mejilla, sobre esa ceja, tan suave, tan tranquila, aunque elocuente, las sonrisas que ganan, los tintes que brillan, y nos hablan sobre los días de bondad, una mente en paz con los demás, un corazón cuyo amor es inocente.
"No quiero que mi hija crezca para que algún día sea maltratada por sus compañeros de colegio... No quiero que la gente le diga en la calle que sus padres eran un desastre".